miércoles, 24 de septiembre de 2025
Fátima y su relevancia para el mundo
«Si atienden a Mis pedidos, Rusia se convertirá y habrá paz; si no, difundirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones contra la Iglesia. Los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá mucho que sufrir, varias naciones serán aniquiladas. Por fin, Mi Inmaculado Corazón triunfará. El Santo Padre me consagrará Rusia, que se convertirá, y será concedido al mundo algún tiempo de paz. En Portugal se conservará siempre el dogma de la fe.» (Aparición del 13 de julio de 1917)
El siglo XX fue, sin lugar a dudas, el más sangriento de la historia de la humanidad. El Dios de Israel, que vio el sufrimiento de su pueblo esclavizado en Egipto, no podía permanecer impasible ante los horrores de nuestra época. Si en aquel entonces envió a Moisés, en este tiempo envió a María, aquella que, desde las bodas de Caná, está atenta a las necesidades de su pueblo, y que, desde su visita a Isabel, no ha cesado de visitar a sus hijos.
Desde la primera aparición de la Virgen María en Fátima, el 13 de mayo de 1917, hasta el atentado contra el Papa Juan Pablo II el 13 de mayo de 1981 en la Plaza de San Pedro, en Roma, Fátima ha estado en el centro como un clamor celestial dirigido a una humanidad sufriente.
Fátima, el comunismo y la consagración de Rusia
«Vendré a pedir la consagración de Rusia a Mi Inmaculado Corazón.» (Aparición del 13 de julio de 1917)
Entre todas las peticiones de la Virgen a los pastorcillos, esta fue sin duda la más delicada. Desde Pío XII, el 31 de octubre de 1942, hasta el Papa Francisco, el 13 de octubre de 2013, se han sucedido siete intentos de cumplir dicha solicitud. No obstante, numerosos rodeos diplomáticos y ecuménicos evitaron mencionar explícitamente a Rusia, intentando dar a entender que la consagración estaba implícita.
José Milhazes, en su libro El Mensaje de Fátima en Rusia, relata cómo una imagen de la Virgen de Fátima fue llevada clandestinamente a la Plaza Roja en los años 70.
La hermana Lucía protestó afirmando que, en el acto de dedicación del 13 de mayo de 1982, Rusia no aparecía como objeto de consagración, y repitió: «La consagración de Rusia no se ha hecho como la Virgen pidió.»
Finalmente, el 25 de marzo de 1984, el Papa Juan Pablo II mandó traer la imagen oficial de la Capilla de las Apariciones y el célebre icono ruso de Kazán, entonces en Fátima. Tras recitar la fórmula de consagración, añadió: «Iluminad especialmente a aquellos pueblos cuya consagración y entrega Vos esperáis de nosotros.» Esta fue la fórmula más explícita hasta entonces, y la hermana Lucía reconoció que la consagración había sido aceptada por el cielo.
Apenas un año después, comenzó la conversión de Rusia: Mijaíl Gorbachov accedió al poder e impulsó la Perestroika, palabra rusa que significa precisamente conversión. Con esta revolución, el país abandonaba el ateísmo militante y recuperaba la libertad religiosa.
El cardenal Joachim Meisner, arzobispo de Berlín hasta la caída del Muro, declaró: «Para mí, es evidente que la revolución antisoviética comenzó en Fátima con la Virgen y los tres niños.» Como las murallas de Jericó (Josué 6, 20), la fuerza de la oración logró lo que ninguna otra fuerza, ni siquiera la militar, pudo conseguir.
Fátima y el nazismo
No sólo el comunismo se sintió desafiado por Fátima. También el nazismo se mostró incómodo. De hecho, la Oficina Central de Seguridad del Reich llegó a declarar: «Toda la propaganda de Fátima, en su estructura total, se orienta contra los fundamentos del Nacionalsocialismo.»
El mensaje de Fátima condena explícitamente el comunismo como ideología atea y militante. Sin embargo, no se posiciona abiertamente contra la revolución social que trajo consigo el comunismo, ni se refiere de forma directa al nazismo. Sólo menciona la Segunda Guerra Mundial y el gran mal que causaría.
Pese a la clara oposición de Fátima a la ideología atea soviética, los aliados prefirieron no utilizar el mensaje contra la Rusia comunista, ya que era aliada en la lucha contra la Alemania nazi. Así, manipularon la interpretación del mensaje para que sirviera de arma contra el nazismo.
El padre Luis G. da Fonseca llegó a reescribir el texto del segundo secreto, sustituyendo la consagración de Rusia por la consagración del mundo, y donde se decía «Rusia difundirá sus errores», escribió «una propaganda impía difundirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras». De este modo, la atención se desvió de Rusia hacia Alemania, especialmente en 1942. Fátima fue, también en este contexto, un instrumento geopolítico.
Fátima y la Guerra Fría
La cúpula azul de la iglesia ortodoxa, situada detrás de la Basílica de Fátima (ya no pintada de azul), fue durante décadas conocida como sede del “Ejército Azul”. Esta organización religiosa, fundada por el sacerdote estadounidense padre Colgan, llegó a contar con 25 millones de miembros y fue utilizada por gobiernos norteamericanos y dictaduras latinoamericanas para combatir el comunismo.
El nombre de este ejército pacífico contrastaba claramente con el del Ejército Rojo soviético. El padre Colgan resumió el mensaje de Fátima en tres preceptos: devoción al Inmaculado Corazón de María, rezo diario del rosario y cumplimiento fiel de los deberes del propio estado de vida.
Las imágenes peregrinas de Fátima
La primera imagen salió de Portugal en 1946, a petición de un párroco de Berlín, con la intención de recorrer todas las capitales europeas hasta llegar a Rusia. Le siguieron otras peregrinaciones: en 1948 a África, en 1949 a América, y en 1953 a Corea del Sur. En plena guerra, la Señora Blanca de la Paz volvía a ser utilizada como una bandera contra el comunismo.
Ese mismo año, en El Cairo, se organizó una de las mayores manifestaciones marianas jamás vistas en el país. Curiosamente, la imagen de Fátima desfiló en un coche perteneciente a la embajada rusa.
Fátima y la religión musulmana
Cuenta la tradición que Fátima era el nombre de una doncella árabe capturada por Don Afonso Henriques en la lucha contra los moros, y entregada en matrimonio al noble Don Gonçalo Hermingues, con la condición de que aceptara libremente casarse y convertirse al cristianismo.
Fátima aceptó y, tras una adecuada instrucción, fue bautizada con el nombre de Oureana, origen del nombre actual de la ciudad de Ourém. La joven murió tempranamente, y Don Gonçalo, desconsolado, se retiró al monasterio cisterciense de Alcobaça.
El nombre Fátima ha sido desde siempre muy común en el mundo islámico, por ser también el de la hija amada del profeta Mahoma. Fátima es profundamente venerada por los musulmanes por su fidelidad a su padre, su esposo y sus hijos. Fue la única hija de Mahoma que tuvo hijos varones que sobrevivieron, y cuya descendencia fundó importantes linajes, como en Egipto.
Lo que pocos cristianos saben es que la Virgen María también es venerada por los musulmanes. De hecho, cuando Mahoma conquistó La Meca y sus seguidores comenzaron a destruir ídolos, él protegió una estatua de María para evitar su destrucción.
El Corán contiene una sura (capítulo) entera dedicada a María, y ella es el único personaje femenino mencionado por su nombre. Todas las demás mujeres son referidas solo por su función (por ejemplo, “la esposa de Abraham”, en lugar de Sara).
María es venerada como virgen y madre del profeta Isa (Jesús), quien, tanto para musulmanes como para cristianos, volverá al final de los tiempos para juzgar a vivos y muertos. Quizá la intervención de la Virgen de Fátima aún no haya terminado y pueda ser clave en el acercamiento entre el cristianismo y el islam.
De hecho, en sus peregrinaciones, la Virgen de Fátima ha despertado curiosidad y respeto entre los pueblos árabes, precisamente por llevar ese nombre. No resulta, por tanto, descabellado pensar que María — venerada por cristianos y musulmanes— pueda, bajo la advocación de Nuestra Señora de Fátima, contribuir a una mayor aproximación entre ambas religiones.
Conclusión - La revolución antisoviética contra el ateísmo militante se inició en Fátima con la Virgen y tres niños humildes. Como las murallas de Jericó, la fuerza de la oración derribó estructuras que ninguna fuerza humana pudo abatir. Fátima no fue un fenómeno limitado a Portugal ni a la Iglesia; fue y sigue siendo un faro espiritual para el mundo entero.
P. Jorge Amaro, IMC
lunes, 15 de septiembre de 2025
La Condenación y camino con la cruz
En el cuarto Misterio Doloroso, contemplamos la condenación de Jesús a muerte y su camino hacia el Calvario con la cruz a cuestas.
Del Evangelio de San Juan (19, 16-17)
Entonces Pilato les entregó a Jesús para que fuera crucificado. Los soldados, pues, tomaron a Jesús, y Él, llevando la cruz, salió hacia el lugar llamado "El Lugar de la Calavera", que en hebreo se dice "Gólgota".
Comentario de San Cirilo de Jerusalén
¡Amor infinito de Dios! Cristo, siendo inocente, fue atravesado por clavos en los pies y en las manos y soportó el dolor. A mí, que no he sufrido ni dolor ni tormento, a través de la participación en Su sufrimiento, Él me da gratuitamente la salvación.
Meditación 1
En el juicio de Jesús, también Pilato fue juzgado, condenado y atado. Pilato pagó por sus errores anteriores; ya habían sido tantos que ahora, a pesar de estar convencido de que Jesús era inocente y de buscar un estratagema para salvarlo, no pudo hacerlo. Las acusaciones en su contra en Roma ya eran muchas, y Pilato no podía permitirse otra más.
El todopoderoso Pilato, en definitiva, había perdido todo su poder a causa de sus errores de gobierno, y ahora estaba a merced de ser chantajeado por las autoridades religiosas de Israel. Nadie está por encima de la verdad, la moral y la justicia. Él habría estado libre para liberar a Jesús, si no hubiera estado prisionero de sus propios errores, ya denunciados al Emperador. Solo la verdad, la justicia y el amor nos hacen verdaderamente libres.
Meditación 2
“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame” (Lucas 9,23). - Si no afirmamos al otro en nuestra vida, no seremos verdaderamente felices. Pero no podemos afirmar al otro sin negarnos a nosotros mismos.
La razón de vivir no es solo ser felices — eso es una visión pequeño-burguesa de la vida. Raoul Follereau, el profeta de los leprosos, decía en su testamento a los jóvenes: "La mayor desgracia que os puede pasar es no ser útiles a nadie." Ser útil es la verdadera razón de vivir. ¿A quién soy útil?
El camino de Jesús hasta el Calvario es una oportunidad para contemplar al Dios Santo que, en Cristo, se entrega a la humanidad en fidelidad hasta el fin. Es el Dios compasivo, que a todos ofrece Su misericordia.
¡Cuánto camino aún nos queda por recorrer! ¿Cuántas “cruces” hay para ayudar a cargar, al menos a través de la oración! ¿Qué me cuesta, en este momento, “llevar hasta el final”? ¿Ayudo a cargar las cruces de los demás, o me quedo siempre encerrado en mi propio dolor? No solo el placer nos vuelve egoístas; el dolor también lo hace.
Oración
Señor Jesús,
que llevaste a cuestas
el peso de nuestros pecados y de toda la humanidad,
te agradecemos por tu entrega incondicional.
En el camino hacia el Calvario,
enfrentaste el dolor, el desprecio y la soledad,
y hiciste de cada paso una lección de amor y de fidelidad.
Ayúdanos, Señor, a llevar nuestras cruces
con paciencia y valentía,
recordando siempre que Tú caminas a nuestro lado.
Cuando las dificultades parezcan insoportables,
danos la fuerza de confiar en Ti,
tal como Tú confiaste en el Padre hasta el final.
Enséñanos a ver las cruces de los demás,
a compartir el peso de aquellos que nos rodean
y a ser instrumentos de Tu compasión y misericordia.
No permitas que el dolor nos vuelva egoístas
o que nos encerremos en nosotros mismos,
sino que, por el contrario,
podamos ser solidarios y generosos en el servicio al prójimo.
Señor, que Tu camino hacia el Calvario
nos inspire a seguirte con el corazón abierto,
dispuestos a negarnos a nosotros mismos
y a abrazar el amor y la verdad que nos enseñaste.
Que Tu ejemplo de entrega y sacrificio
nos guíe cada día,
para que podamos vivir como verdaderos discípulos,
sirviendo y amando a los demás como Tú nos amaste. Amén.
P1. Jorge Amaro, IMC
miércoles, 10 de septiembre de 2025
Fátima y su relevancia para Portugal
Dios no podía permanecer como un espectador silencioso ante las atrocidades del siglo XX, el más sangriento de la historia de la humanidad. De algún modo, era urgente que el eco de Su voz, el Evangelio, resonara en medio de tanta devastación.
Fue precisamente en este siglo cuando las filosofías ateas y nihilistas de finales del siglo XIX buscaron su realización histórica. Pensemos en autores como Darwin, Feuerbach, Karl Marx, Freud o Nietzsche: sus teorías influenciaron profundamente las mentes y la opinión pública del mundo occidental.
Fátima es, en cierto modo, la respuesta de Dios a la humanidad del siglo XX. Un Dios que, en contra de lo que estas corrientes proclamaban, no está muerto, ni perdido, ni fosilizado en la mente de los pueblos primitivos. Al contrario: en estos tiempos posmodernos, como siempre, está bien vivo, manifestando Su presencia a través de Su Palabra de Vida, que es eterna y, por tanto, válida en todos los tiempos y lugares.
¿Por qué Portugal?
Tierra de Santa María - Ese fue el nombre atribuido en el siglo IX por Alfonso III, rey de León, a las tierras situadas entre los ríos Duero y Vouga. El castillo de Santa Maria da Feira era probablemente la fortaleza militar y el centro administrativo de esta región.
El culto a la Virgen María en estas tierras es anterior incluso al nacimiento de Portugal como nación. Bajo la advocación de la Inmaculada Concepción, ya estaba presente en tiempos de Afonso Henriques, el primer rey de Portugal, en el contexto de la conquista de Lisboa en 1147. Portugal es, por tanto, conocido como la "Tierra de Santa María". Tiene todo el sentido que María haya querido visitar una tierra que siempre fue considerada como suya.
La Inmaculada Concepción, Reina de Portugal - Desde 1640, los reyes portugueses dejaron de coronarse con la corona sobre la cabeza. En su lugar, instauraron la ceremonia de la Aclamación: el rey recibía la corona, pero la colocaba a su lado, no sobre sí mismo. Esto comenzó cuando el rey Juan IV pidió la intervención de la Virgen María durante una batalla crucial para la restauración de la independencia. Al salir victorioso, proclamó a Nuestra Señora de la Concepción como Reina de Portugal.
Mucho antes, pues, de que el Papa Pío IX declarara el dogma de la Inmaculada Concepción en la bula Ineffabilis Deus (8 de diciembre de 1854), ya Portugal veneraba a María bajo ese título. María, por tanto, vino a visitar sus dominios.
¿Por qué Fátima?
“Pero tú, Belén, aunque eres la más pequeña entre las ciudades de Judá, de ti saldrá el que ha de gobernar en Israel.” — Miqueas 5,2
El paradigma bíblico de elegir lo pequeño, lo humilde y lo aparentemente insignificante se mantiene intacto. Fátima, una aldea con poco más de dos mil habitantes, era una parroquia agreste situada en un altiplano irregular de la sierra de Aire, con clima húmedo y ventoso, suelo seco y pedregoso, y sin cursos de agua. Su gente, tan ruda como el terreno, vivía de una economía agro-pastoril de subsistencia.
A pesar de las feroces campañas anticlericales, secularistas y liberales de finales del siglo XIX y principios del XX, la gran mayoría del pueblo permanecía fiel a la religión católica, con prácticas cotidianas como el rezo del rosario en familia y la asistencia frecuente a los sacramentos de la Penitencia y la Eucaristía.
El pueblo era humilde y vivía al ritmo del calendario litúrgico: Adviento, Navidad, Cuaresma, Pascua, Ascensión, Pentecostés, Corpus Christi, y las romerías a los santos populares.
El canónigo Manuel Formigão menciona que el rezo del rosario era una devoción muy querida en Aljustrel, parroquia de Fátima. El rosario era, desde hacía siglos, la expresión más difundida y entrañable del amor mariano en toda la diócesis de Leiria. Todas las familias lo rezaban tras la cena, y los pastorcillos lo hacían también mientras cuidaban del rebaño, como si fuera un pasatiempo.
Presentarse en Fátima como "la Señora del Rosario" fue como llover sobre mojado. Fátima era tierra preparada. María no pedía algo nuevo, sino algo ya vivido: que se rezase el rosario todos los días.
¿Por qué aquellos niños?
Dios elige a los humildes para confundir a los sabios. Fátima sigue el Evangelio al pie de la letra. ¿Cómo es posible que un mensaje tan relevante, no sólo para Portugal sino para el mundo entero, haya sido confiado a tres niños rudos, sencillos y analfabetos?
A primera vista, Lúcia (10 años) y sus primos Francisco (9) y Jacinta (7) eran niños perfectamente normales, iguales a tantos otros en aquellas sierras. Pero tenían cualidades que Dios sin duda utilizaría como canales para su mensaje.
Lúcia no destacaba por su belleza física, pero era extrovertida, instruía, entretenía y lideraba a los demás niños. Sabía contar historias bíblicas con gran expresividad. Era creativa y vivaz, una líder natural. Estaba destinada a ser la interlocutora de María y la guardiana de su mensaje hasta su muerte en 2005.
Jacinta, físicamente agraciada, era todo lo contrario de su prima: tímida, introvertida, muy sentimental y sensible. Encarnaba el corazón del mensaje: sufriente, compasiva, ofrendaba sus dolores por la conversión de los pecadores.
Francisco, ni cabeza como Lúcia, ni corazón como Jacinta. Era más instintivo, contemplativo, desapegado del mundo. Tenía la mirada y el alma fijas en el “Jesús escondido” del sagrario. Encarnó el amor a la Eucaristía. Paradójicamente, solo pudo comulgar en su lecho de muerte, debido a la ausencia del párroco.
¿Por qué la Cova da Iria?
Cuenta la leyenda que Iria (o Irene) fue una joven nacida en una villa romana junto al río Nabão, en Tomar. Educada en un monasterio benedictino, su belleza e inteligencia atrajeron a su director espiritual, Remigio, y a un noble joven llamado Britaldo. Lleno de celos, Remigio le dio una poción que la hizo parecer embarazada, lo que llevó a Britaldo a matarla. Su cuerpo, arrojado al río, apareció incorrupto en la actual ciudad de Santarém, que aún conserva su nombre.
El lugar de las apariciones era propiedad privada de la familia de Lúcia. Si no hubiese sido así, las autoridades probablemente habrían clausurado el sitio e impedido las peregrinaciones.
La relevancia de Fátima para Portugal
"Vivo en un conflicto entre la necesidad emotiva de creer y la imposibilidad intelectual de creer. (...) El hecho es que en Portugal hay un lugar que puede competir, y ventajosamente, con Lourdes. Hay curaciones maravillosas, a precios más accesibles." — Fernando Pessoa (1888-1935)
El más internacionalmente conocido de los poetas portugueses refleja bien el pensamiento filosófico, político y social de Portugal en tiempos de las apariciones. Como muchos intelectuales de la época, satiriza la fe del pueblo, considerándola una consecuencia de la ignorancia. Su crítica se alinea con la corriente, aún vigente, que desea que Europa niegue sus raíces cristianas y vuelva al paganismo.
La contradicción en Pessoa es patente: ensalza los descubrimientos portugueses, pero olvida que sin la fe cristiana no habrían sido posibles. Camões lo dejó claro en Os Lusíadas: los descubrimientos tenían por fin "dilatar la fe y el imperio". La cruz en las velas era la cruz templaria, y el gran impulsor de los descubrimientos, el Infante Don Henrique, era un templario.
Con la llegada de Afonso Costa al poder en 1910, el Estado asumió un laicismo militante. Se expulsaron a los jesuitas, se prohibieron las ceremonias religiosas públicas, se legalizó el divorcio, se suprimieron fiestas religiosas, y se impidió a los sacerdotes usar hábitos en público. Para la Primera República, Fátima era una superstición oscurantista.
Esta política duró poco. Providencialmente, en el mismo año de las apariciones, 1917, cayó el gobierno anticlerical. Subió al poder Sidónio Pais, quien suprimió las leyes antirreligiosas, aunque también cerró el Parlamento.
El régimen se endureció aún más con Salazar, que asumió el poder en 1928. Portugal pasó del liberalismo laico al fascismo del Estado Novo sin guerra. En 1931, los obispos consagraron Portugal al Inmaculado Corazón de María, y el país se libró, como prometió la Virgen, del avance del comunismo ateo que desangró a España entre 1936 y 1939, en una guerra civil con una feroz persecución religiosa.
Salazar, aunque no clerical, supo instrumentalizar Fátima para frenar el comunismo y evitar reformas políticas. Fátima fue utilizada como arma ideológica, aunque el mensaje original no se refiere al comunismo como sistema político, sino al ateísmo militante.
“En Portugal se conservará siempre el dogma de la fe.” — Palabras de la Virgen, 13 de julio de 1917
“Cuando venga el Hijo del Hombre, ¿encontrará fe en la tierra?” — Lucas 18,8
Esta triste y enigmática pregunta de Jesús parece insinuar que la fe, transmitida de generación en generación, podría extinguirse antes de su retorno. Pero Portugal, la Tierra de Santa María, recibió una promesa: la fe perdurará aquí hasta el fin de los tiempos.
¡Ven, Señor Jesús!
Conclusión - En la elección del lugar y del tiempo de la revelación divina, surge indudablemente la pregunta: ¿por qué 1917, por qué Portugal? ¿Por qué Fátima? ¿Por qué esos niños en particular y por qué Cova da Iria? No hay casualidad en los planes de Dios, ni creo, como dijo Einstein, que Dios juegue a los dados.
P. Jorge Amaro, IMC
Fue precisamente en este siglo cuando las filosofías ateas y nihilistas de finales del siglo XIX buscaron su realización histórica. Pensemos en autores como Darwin, Feuerbach, Karl Marx, Freud o Nietzsche: sus teorías influenciaron profundamente las mentes y la opinión pública del mundo occidental.
Fátima es, en cierto modo, la respuesta de Dios a la humanidad del siglo XX. Un Dios que, en contra de lo que estas corrientes proclamaban, no está muerto, ni perdido, ni fosilizado en la mente de los pueblos primitivos. Al contrario: en estos tiempos posmodernos, como siempre, está bien vivo, manifestando Su presencia a través de Su Palabra de Vida, que es eterna y, por tanto, válida en todos los tiempos y lugares.
¿Por qué Portugal?
Tierra de Santa María - Ese fue el nombre atribuido en el siglo IX por Alfonso III, rey de León, a las tierras situadas entre los ríos Duero y Vouga. El castillo de Santa Maria da Feira era probablemente la fortaleza militar y el centro administrativo de esta región.
El culto a la Virgen María en estas tierras es anterior incluso al nacimiento de Portugal como nación. Bajo la advocación de la Inmaculada Concepción, ya estaba presente en tiempos de Afonso Henriques, el primer rey de Portugal, en el contexto de la conquista de Lisboa en 1147. Portugal es, por tanto, conocido como la "Tierra de Santa María". Tiene todo el sentido que María haya querido visitar una tierra que siempre fue considerada como suya.
La Inmaculada Concepción, Reina de Portugal - Desde 1640, los reyes portugueses dejaron de coronarse con la corona sobre la cabeza. En su lugar, instauraron la ceremonia de la Aclamación: el rey recibía la corona, pero la colocaba a su lado, no sobre sí mismo. Esto comenzó cuando el rey Juan IV pidió la intervención de la Virgen María durante una batalla crucial para la restauración de la independencia. Al salir victorioso, proclamó a Nuestra Señora de la Concepción como Reina de Portugal.
Mucho antes, pues, de que el Papa Pío IX declarara el dogma de la Inmaculada Concepción en la bula Ineffabilis Deus (8 de diciembre de 1854), ya Portugal veneraba a María bajo ese título. María, por tanto, vino a visitar sus dominios.
¿Por qué Fátima?
“Pero tú, Belén, aunque eres la más pequeña entre las ciudades de Judá, de ti saldrá el que ha de gobernar en Israel.” — Miqueas 5,2
El paradigma bíblico de elegir lo pequeño, lo humilde y lo aparentemente insignificante se mantiene intacto. Fátima, una aldea con poco más de dos mil habitantes, era una parroquia agreste situada en un altiplano irregular de la sierra de Aire, con clima húmedo y ventoso, suelo seco y pedregoso, y sin cursos de agua. Su gente, tan ruda como el terreno, vivía de una economía agro-pastoril de subsistencia.
A pesar de las feroces campañas anticlericales, secularistas y liberales de finales del siglo XIX y principios del XX, la gran mayoría del pueblo permanecía fiel a la religión católica, con prácticas cotidianas como el rezo del rosario en familia y la asistencia frecuente a los sacramentos de la Penitencia y la Eucaristía.
El pueblo era humilde y vivía al ritmo del calendario litúrgico: Adviento, Navidad, Cuaresma, Pascua, Ascensión, Pentecostés, Corpus Christi, y las romerías a los santos populares.
El canónigo Manuel Formigão menciona que el rezo del rosario era una devoción muy querida en Aljustrel, parroquia de Fátima. El rosario era, desde hacía siglos, la expresión más difundida y entrañable del amor mariano en toda la diócesis de Leiria. Todas las familias lo rezaban tras la cena, y los pastorcillos lo hacían también mientras cuidaban del rebaño, como si fuera un pasatiempo.
Presentarse en Fátima como "la Señora del Rosario" fue como llover sobre mojado. Fátima era tierra preparada. María no pedía algo nuevo, sino algo ya vivido: que se rezase el rosario todos los días.
¿Por qué aquellos niños?
Dios elige a los humildes para confundir a los sabios. Fátima sigue el Evangelio al pie de la letra. ¿Cómo es posible que un mensaje tan relevante, no sólo para Portugal sino para el mundo entero, haya sido confiado a tres niños rudos, sencillos y analfabetos?
A primera vista, Lúcia (10 años) y sus primos Francisco (9) y Jacinta (7) eran niños perfectamente normales, iguales a tantos otros en aquellas sierras. Pero tenían cualidades que Dios sin duda utilizaría como canales para su mensaje.
Lúcia no destacaba por su belleza física, pero era extrovertida, instruía, entretenía y lideraba a los demás niños. Sabía contar historias bíblicas con gran expresividad. Era creativa y vivaz, una líder natural. Estaba destinada a ser la interlocutora de María y la guardiana de su mensaje hasta su muerte en 2005.
Jacinta, físicamente agraciada, era todo lo contrario de su prima: tímida, introvertida, muy sentimental y sensible. Encarnaba el corazón del mensaje: sufriente, compasiva, ofrendaba sus dolores por la conversión de los pecadores.
Francisco, ni cabeza como Lúcia, ni corazón como Jacinta. Era más instintivo, contemplativo, desapegado del mundo. Tenía la mirada y el alma fijas en el “Jesús escondido” del sagrario. Encarnó el amor a la Eucaristía. Paradójicamente, solo pudo comulgar en su lecho de muerte, debido a la ausencia del párroco.
¿Por qué la Cova da Iria?
Cuenta la leyenda que Iria (o Irene) fue una joven nacida en una villa romana junto al río Nabão, en Tomar. Educada en un monasterio benedictino, su belleza e inteligencia atrajeron a su director espiritual, Remigio, y a un noble joven llamado Britaldo. Lleno de celos, Remigio le dio una poción que la hizo parecer embarazada, lo que llevó a Britaldo a matarla. Su cuerpo, arrojado al río, apareció incorrupto en la actual ciudad de Santarém, que aún conserva su nombre.
El lugar de las apariciones era propiedad privada de la familia de Lúcia. Si no hubiese sido así, las autoridades probablemente habrían clausurado el sitio e impedido las peregrinaciones.
La relevancia de Fátima para Portugal
"Vivo en un conflicto entre la necesidad emotiva de creer y la imposibilidad intelectual de creer. (...) El hecho es que en Portugal hay un lugar que puede competir, y ventajosamente, con Lourdes. Hay curaciones maravillosas, a precios más accesibles." — Fernando Pessoa (1888-1935)
El más internacionalmente conocido de los poetas portugueses refleja bien el pensamiento filosófico, político y social de Portugal en tiempos de las apariciones. Como muchos intelectuales de la época, satiriza la fe del pueblo, considerándola una consecuencia de la ignorancia. Su crítica se alinea con la corriente, aún vigente, que desea que Europa niegue sus raíces cristianas y vuelva al paganismo.
La contradicción en Pessoa es patente: ensalza los descubrimientos portugueses, pero olvida que sin la fe cristiana no habrían sido posibles. Camões lo dejó claro en Os Lusíadas: los descubrimientos tenían por fin "dilatar la fe y el imperio". La cruz en las velas era la cruz templaria, y el gran impulsor de los descubrimientos, el Infante Don Henrique, era un templario.
Con la llegada de Afonso Costa al poder en 1910, el Estado asumió un laicismo militante. Se expulsaron a los jesuitas, se prohibieron las ceremonias religiosas públicas, se legalizó el divorcio, se suprimieron fiestas religiosas, y se impidió a los sacerdotes usar hábitos en público. Para la Primera República, Fátima era una superstición oscurantista.
Esta política duró poco. Providencialmente, en el mismo año de las apariciones, 1917, cayó el gobierno anticlerical. Subió al poder Sidónio Pais, quien suprimió las leyes antirreligiosas, aunque también cerró el Parlamento.
El régimen se endureció aún más con Salazar, que asumió el poder en 1928. Portugal pasó del liberalismo laico al fascismo del Estado Novo sin guerra. En 1931, los obispos consagraron Portugal al Inmaculado Corazón de María, y el país se libró, como prometió la Virgen, del avance del comunismo ateo que desangró a España entre 1936 y 1939, en una guerra civil con una feroz persecución religiosa.
Salazar, aunque no clerical, supo instrumentalizar Fátima para frenar el comunismo y evitar reformas políticas. Fátima fue utilizada como arma ideológica, aunque el mensaje original no se refiere al comunismo como sistema político, sino al ateísmo militante.
“En Portugal se conservará siempre el dogma de la fe.” — Palabras de la Virgen, 13 de julio de 1917
“Cuando venga el Hijo del Hombre, ¿encontrará fe en la tierra?” — Lucas 18,8
Esta triste y enigmática pregunta de Jesús parece insinuar que la fe, transmitida de generación en generación, podría extinguirse antes de su retorno. Pero Portugal, la Tierra de Santa María, recibió una promesa: la fe perdurará aquí hasta el fin de los tiempos.
¡Ven, Señor Jesús!
Conclusión - En la elección del lugar y del tiempo de la revelación divina, surge indudablemente la pregunta: ¿por qué 1917, por qué Portugal? ¿Por qué Fátima? ¿Por qué esos niños en particular y por qué Cova da Iria? No hay casualidad en los planes de Dios, ni creo, como dijo Einstein, que Dios juegue a los dados.
P. Jorge Amaro, IMC
lunes, 1 de septiembre de 2025
La Coronación de Espinas
En el tercer Misterio Doloroso, contemplamos la coronación de Jesús con una corona de espinas.
Del Evangelio de San Marcos (15:16-19)
Los soldados lo llevaron al interior del palacio (es decir, el pretorio) y convocaron a toda la corte. Lo vistieron con un manto de púrpura, y después de entrelazar algunas espinas en una corona, se la pusieron. Luego comenzaron a saludarlo: "¡Salve, rey de los judíos!" Le golpeaban la cabeza con una caña, le escupían, y se arrodillaban ante Él en homenaje.
Comentario de San Ambrosio
En Pilato, tenemos un anticipo de todos los jueces que condenarían a aquellos que saben que son inocentes. Este es un anticipo de las más crueles persecuciones a los verdaderos discípulos de Cristo a lo largo de los tiempos. Es absolutamente correcto que aquellos que exigen la liberación de Barrabás, un asesino, sean los mismos que claman por la condena de un hombre inocente. Así son las leyes de la injusticia: odiar la inocencia y amar el crimen.
Meditación 1
Cristo Jesús se convierte en objeto de burla e insultos en manos de los sirvientes del templo. He aquí a Él, el Dios todopoderoso, golpeado por golpes afilados; Su rostro adorable, la alegría de los santos, está cubierto de sangre y espinas. Una corona de espinas es forzada sobre Su cabeza; un manto púrpura se coloca sobre Sus hombros como una burla; una caña es colocada en Su mano; los sirvientes se arrodillan ante Él en burla. ¡Qué abismo de ignominia! ¡Qué humillación y desgracia para Aquel ante quien tiemblan los ángeles!
El cobarde gobernador romano imagina que el odio de los judíos se verá satisfecho con la visión de Cristo en este estado lamentable. Lo muestra a la multitud: "¡Ecce Homo! - ¡He aquí el Hombre!"
Contemplemos a nuestro Divino Maestro en este momento, sumergido en el abismo del sufrimiento y la ignominia, y comprendamos que el Padre también nos lo presenta, diciendo: "He aquí a Mi Hijo, el esplendor de Mi gloria, herido por los pecados de Mi pueblo." "Mi pueblo, ¿qué te he hecho? ¿En qué te ofendí? Respóndeme."
Meditación 2
Arrodillándose ante Él, se burlaban, diciendo: "¡Salve, rey de los judíos!" (Mt 27:29). - Cristo, durante toda Su vida, ocultó Su verdadera identidad. Cuando quisieron hacerlo rey por haber multiplicado los panes, Él huyó. Nunca realizó un milagro para ser visto o para ganar prestigio; por el contrario, decía que no contaran nada a nadie. Nunca buscó el poder ni fue vanidoso, mientras nosotros no deseamos otra cosa.
Fue solo cuando se encontraba en el punto de no retorno que Jesús reconoció y aceptó el título de Rey, aunque no de este mundo, pues los reyes de este mundo no montan asnos como Él lo hizo, ni son crucificados como Él lo fue. Son coronados con coronas de oro, no con espinas como la de Jesús.
Tal como Jesús, que vino al mundo para servir y no para ser servido, que está en medio de nosotros como quien sirve, los grandes de nuestra vida son aquellos que nos sirvieron: nuestros padres, familiares, profesores y amigos. De igual manera, en la historia de la humanidad, son grandes aquellos que sirvieron a la causa humana, no los que se sirvieron a sí mismos.
No es rey aquel que conquista nuestra voluntad y nos subyuga; es rey quien nos sirve y conquista nuestro corazón. Por lo tanto, no es rey quien se coloca por encima de la ley, de la verdad, de la justicia y de la moral. Es rey quien encarna la justicia, la verdad y el amor.
Oración
Señor Jesús,
que aceptaste la corona de espinas en silencio y humildad,
Te adoramos y te agradecemos por Tu entrega.
Fuiste humillado, escarnecido y herido,
pero nunca dejaste de amarnos,
y Tu dolor se ha convertido para nosotros en fuente de salvación.
Enséñanos, Señor, a soportar con paciencia
las injusticias y sufrimientos que puedan sobrevenirnos,
tal como soportaste los espinos clavados en Tu cabeza.
Danos la fuerza de mantenernos firmes en la verdad,
incluso cuando el mundo nos ridiculiza o rechaza.
Que Tu corona de espinas nos recuerde siempre
la necesidad de humildad y de servicio, siguiendo Tu ejemplo.
Ayúdanos a ser reyes, no por títulos o poder,
sino por amor y por servicio a los demás.
Que podamos servir a nuestros hermanos, así
como Tú nos serviste, con un corazón lleno de compasión y humildad.
Que la corona de espinas, signo de Tu pasión,
sea también para nosotros un signo de fidelidad
y entrega total a la voluntad del Padre.
Señor, Rey de nuestro corazón,
líbranos de la vanidad y de la sed de poder.
Concedenos la gracia de reconocer Tu realeza
en cada acto de amor, verdad y justicia.
Que Tu ejemplo nos inspire
a vivir de acuerdo con Tu voluntad,
sirviendo, amando y perdonando,
para que un día podamos participar de Tu Reino de paz y gloria. Amén.
P. Jorge Amaro, IMC
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