martes, 1 de abril de 2014

Belleza física versus Simpatia


"El que oye estas palabras mías y las pone en práctica, es semejante a un hombre sabio que edificó su casa sobre la roca. Cayó la lluvia, crecieron los ríos, los vientos soplaron contra aquella casa, pero no cayó porque estaba fundada sobre la roca.

Pero cualquiera que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica será semejante a un necio que edificó su casa sobre la arena. Cayó la lluvia, crecieron los ríos, los vientos soplaron contra aquella casa, se derrumbó y grande fue su ruina". Mateo 7, 24-27

"Mens sana in corpore sano" - Se sabe que la salud del cuerpo y la del alma van de la mano y se implican mutuamente. No ocurre lo mismo entre la belleza física de una persona y su belleza interior.

"El rostro es el espejo del alma" - En la atracción que sentimos por una persona físicamente bella, parece estar implícita una creencia irracional de que ella también es simpática, que su hermosa apariencia no es más que el signo y símbolo de la belleza interior, la firmeza de carácter, la madurez, el autocontrol, la generosidad, etcétera.

De hecho, en muchas personas que he conocido, esta correspondencia entre los dos tipos de belleza no solo no ocurre, sino que incluso parece excluirse. Hay quienes capitalizan su belleza física usándola como tarjeta de crédito en la creencia de que con ella todo, en la sociedad, son puertas abiertas; la admiración y el amor de todos están garantizados. Pensando así, estas personas no se aplican ni se esfuerzan por desarrollar la belleza interior por lo que estas personas suelen ser esnobs, antipáticas y orgullosas.

La belleza es innata, la simpatía o belleza del alma y del carácter se adquiere por el esfuerzo. "Sin dolor no hay ganancia" se dice en psicoterapia. Si no duele, si no cuesta, no hay ganancia. Todo lo que es verdaderamente bueno en la vida cuesta, ya sea dinero o esfuerzo o ambos.

La belleza es un bien individual, solo beneficia a la persona que la posee. No es relacional, ya que lleva a la persona a ponerse en un pedestal y de los demás solo requiere admiración. La simpatía es un bien social. Las personas agradables salen de sí mismas y establecen relaciones en pié de igualdad con los demás creando paz, armonía y felicidad.

"El que ve rostros no ve corazones" - La belleza física sólo sirve para atraer a la gente. Es la belleza interior la que fija dos personas, el uno con el otro en relaciones duraderas de amor o amistad.

La belleza física no crece con el tiempo, al contrario, se degrada; las cremas y las cirugías plásticas solo detienen la degradación durante un tiempo. La simpatía, o sea, la belleza interior siempre puede crecer el tiempo. Con un poco de auto observación, autocrítica, autodisciplina y fuerza de voluntad, uno se coloca en un camino de crecimiento continuo hacia la perfección.

Aquellos que adoptan la primacía de la simpatía sobre la belleza física envejecen bien. La simpatía es el mejor cosmético para las personas bellas porque mantiene su belleza sin importar su edad. Por otro lado, la simpatía, o belleza interior, con el correr del tiempo acaba por mejorar la apariencia física de los que de jóvenes no eran tan bellos.

Quienes adoptan la primacía de la belleza sobre la simpatía envejecen mal; con el paso del tiempo la antipatía, el mal carácter, la inmadurez psíquica y afectiva, la ira y el resentimiento terminan por degradar la belleza física sobre la que la persona ha construido su vida y, como la casa construida sobre la arena, su ruina ha sido grande.

Conclusión - Los guapos de mal carácter envejecen mal, y se hacen feos, al contrario, los menos bellos físicamente, pero de buen carácter, como el buen vino, envejecen bien, y se vuelven guapos.

P. Jorge Amaro, IMC (trad. Begoña Peña)



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