En el cuarto Misterio Doloroso, contemplamos la condenación de Jesús a muerte y su camino hacia el Calvario con la cruz a cuestas.
Del Evangelio de San Juan (19, 16-17)
Entonces Pilato les entregó a Jesús para que fuera crucificado. Los soldados, pues, tomaron a Jesús, y Él, llevando la cruz, salió hacia el lugar llamado "El Lugar de la Calavera", que en hebreo se dice "Gólgota".
Comentario de San Cirilo de Jerusalén
¡Amor infinito de Dios! Cristo, siendo inocente, fue atravesado por clavos en los pies y en las manos y soportó el dolor. A mí, que no he sufrido ni dolor ni tormento, a través de la participación en Su sufrimiento, Él me da gratuitamente la salvación.
Meditación 1
En el juicio de Jesús, también Pilato fue juzgado, condenado y atado. Pilato pagó por sus errores anteriores; ya habían sido tantos que ahora, a pesar de estar convencido de que Jesús era inocente y de buscar un estratagema para salvarlo, no pudo hacerlo. Las acusaciones en su contra en Roma ya eran muchas, y Pilato no podía permitirse otra más.
El todopoderoso Pilato, en definitiva, había perdido todo su poder a causa de sus errores de gobierno, y ahora estaba a merced de ser chantajeado por las autoridades religiosas de Israel. Nadie está por encima de la verdad, la moral y la justicia. Él habría estado libre para liberar a Jesús, si no hubiera estado prisionero de sus propios errores, ya denunciados al Emperador. Solo la verdad, la justicia y el amor nos hacen verdaderamente libres.
Meditación 2
“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame” (Lucas 9,23). - Si no afirmamos al otro en nuestra vida, no seremos verdaderamente felices. Pero no podemos afirmar al otro sin negarnos a nosotros mismos.
La razón de vivir no es solo ser felices — eso es una visión pequeño-burguesa de la vida. Raoul Follereau, el profeta de los leprosos, decía en su testamento a los jóvenes: "La mayor desgracia que os puede pasar es no ser útiles a nadie." Ser útil es la verdadera razón de vivir. ¿A quién soy útil?
El camino de Jesús hasta el Calvario es una oportunidad para contemplar al Dios Santo que, en Cristo, se entrega a la humanidad en fidelidad hasta el fin. Es el Dios compasivo, que a todos ofrece Su misericordia.
¡Cuánto camino aún nos queda por recorrer! ¿Cuántas “cruces” hay para ayudar a cargar, al menos a través de la oración! ¿Qué me cuesta, en este momento, “llevar hasta el final”? ¿Ayudo a cargar las cruces de los demás, o me quedo siempre encerrado en mi propio dolor? No solo el placer nos vuelve egoístas; el dolor también lo hace.
Oración
Señor Jesús,
que llevaste a cuestas
el peso de nuestros pecados y de toda la humanidad,
te agradecemos por tu entrega incondicional.
En el camino hacia el Calvario,
enfrentaste el dolor, el desprecio y la soledad,
y hiciste de cada paso una lección de amor y de fidelidad.
Ayúdanos, Señor, a llevar nuestras cruces
con paciencia y valentía,
recordando siempre que Tú caminas a nuestro lado.
Cuando las dificultades parezcan insoportables,
danos la fuerza de confiar en Ti,
tal como Tú confiaste en el Padre hasta el final.
Enséñanos a ver las cruces de los demás,
a compartir el peso de aquellos que nos rodean
y a ser instrumentos de Tu compasión y misericordia.
No permitas que el dolor nos vuelva egoístas
o que nos encerremos en nosotros mismos,
sino que, por el contrario,
podamos ser solidarios y generosos en el servicio al prójimo.
Señor, que Tu camino hacia el Calvario
nos inspire a seguirte con el corazón abierto,
dispuestos a negarnos a nosotros mismos
y a abrazar el amor y la verdad que nos enseñaste.
Que Tu ejemplo de entrega y sacrificio
nos guíe cada día,
para que podamos vivir como verdaderos discípulos,
sirviendo y amando a los demás como Tú nos amaste. Amén.
P1. Jorge Amaro, IMC

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